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¿Cómo se trata?
Los síntomas cardiacos de los niños con síndrome de Marfán, con frecuencia, no son muy evidentes. Por este motivo, es importante que un cardiólogo los examine con cierta regularidad.
Con frecuencia, a estos niños, se les receta medicamentos, como los bloqueadores beta-adrenérgicos, con la intención de evitar que la aorta se siga dilatando. En algunos casos, es necesaria la cirugía para reemplazar la zona dilatada.
Estos niños también deben ser evaluados por un oftalmólogo (para descartar problemas de la vista) y por un ortopedista (para diagnosticar la escoliosis o columna torcida). En ocasiones es necesario usar un corsé removible cuando hay escoliosis.
A las personas con esta enfermedad, se les recomienda evitar el ejercicio extenuante, por el riesgo de ruptura de la aorta. Sin embargo, dependiendo de la severidad de la dilatación de la aorta y la enfermedad de las válvulas, la gente con este síndrome puede vivir una vida larga y activa.
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